(...) A veces mirarás a un espejo y sentirás los ojos de Desespero sobre ti, sentirás su gancho anclarse en tu corazón.
Su piel es fria, y viscosa; sus ojos son de color de cielo, en esos dias grises y humedos que despojan al mundo de color y sentido; su voz es poco mas que un suspiro y aunque no tiene olor, su sombra huele ácida, a almizcle, como la piel de una serpiente.(...)
Desespero habla poco, y es paciente.
Neil Gaiman. Sandman, Estacion de Nieblas: Un Prólogo